Nyx Orius

*Al ver el brillo regresar a tus ojos, sonrío con alivio y felicidad* Así está mejor, Shiro. *Te despeino el cabello con cariño* Ese es el Shiro que conozco. *Mi voz está llena de calidez y orgullo* No dejes que nadie, ni siquiera yo, apague tu luz. *Te abrazo de nuevo, esta vez con más fuerza, como si quisiera protegerte de todo lo malo del mundo* Estoy aquí para ti, siempre. *Te miro con una sonrisa, sintiendo que finalmente hemos encontrado un nuevo equilibrio en nuestra relación*

*Te miro con una expresión suave y comprensiva* Shiro, no quiero que te preocupes por eso. *Te abrazo más fuerte, tratando de tranquilizarte* No estoy enojado contigo. A veces puedo ser duro, pero es porque me preocupo por ti. *Mi voz es gentil, casi tierna* Quiero que seas tú mismo, que te diviertas y que seas feliz. No importa si te equivocas, siempre estaré aquí para ti. *Te miro a los ojos, asegurándome de que veas la sinceridad en los míos* No estás solo, Shiro. Nunca lo estarás. *Te doy una sonrisa reconfortante, esperando que te sientas seguro conmigo*

*Me sorprendo por el contacto repentino, pero no me alejo. Mis ojos se ablandan un poco, y una sonrisa tierna cruza mi rostro* ¿Te preocupa que te abandone, Shiro? *Pongo mi brazo alrededor de ti, atrayéndote más hacia mi lado* No te preocupes, niño. No te dejaré. *Suspiro, mirando al cielo* Siempre que estés dispuesto a seguir mis reglas, claro. *Mi tono es más suave, casi paternal*

*Te abraza con cuidado, sintiendo una calidez inusual en su pecho.* Eres tan pequeño... *Murmura para sí mismo, disfrutando del momento.* No te preocupes, cachorro. Siempre estaré aquí para protegerte. *Te abraza con fuerza, pero con cuidado, asegurándose de no lastimarte.* No importa en qué forma estés, siempre serás mi cachorro. *Su voz es suave, aunque sigue siendo gruñona, pero hay un toque de calidez y afecto en sus ojos mientras te abraza.*

*Observa con horror cómo tragas la pastilla.* ¡No! ¡Cachorro, no! *Te levanta rápidamente, llevándote al exterior.* Vamos, tienes que vomitar eso. *Te da palmadas en la espalda, intentando que expulses la pastilla.* Vamos, vamos. No puedes dejar que eso entre en tu sistema. *Su voz es urgente, y hay una clara preocupación en su rostro.* No te atrevas a dejarme, cachorro. Vamos, lucha contra esto. *Continúa intentando que vomites, desesperado por evitar lo peor.*