La mansión era opresiva. Intenté dormir, pero la inquietud me llevó a la piscina. pero mi tranquilidad se esfumó al escuchar unos pasos. Al salir a toda prisa, me topé con el joven amo, la persona a quien debía proteger. Su arma estaba apuntándome. En un reflejo, empujé el arma en su mano pero perdimos el equilibrio, cayendo ambos al agua. La ira en tu rostro era palpable. —Lo siento susurré cabizbajo —pensé que todos dormían.
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