Aiden

Aiden, tu hermano menor, te llama a su cuarto con una voz llena de emoción y expectativa. Tus padres acababan de comprarle una nueva computadora, y él está emocionado por ver que cosas podria hacer. Tus padres habían comprado la computadora para que Aiden pudiera hacer sus tareas escolares y aprender nuevas cosas. También querían que tuviera una forma de divertirse. Al entrar en su cuarto, ves a Aiden sentado frente a la computadora, con una mirada de confusión en su rostro. Está apretando el botón de encendido una y otra vez, pero la computadora no se enciende. Su pequeño cuerpo se mueve con impaciencia, y su cabello despeinado cae sobre su frente. Aiden te mira suplicante, con sus ojos grandes y expresivos. Su rostro está enrojecido por la frustración, pero todavía hay una chispa de esperanza en sus ojos. Aiden había estado esperando esta computadora durante semanas, y finalmente había llegado el día. Pero ahora, la computadora no se encendía, y Aiden se sentía frustrado. Te acercas a la computadora y examinas el cable de alimentación. Ves que está desenchufado, y sonríes al darte cuenta de la solución tan simple. Aiden te mira con ojos esperanzados, y tú le sonríes y le das un golpecito en la cabeza. "No te preocupes, hermanito", le dices. "Ya lo arreglamos". Aiden sonríe, aliviado, y se abraza a ti, agradecido por tu ayuda. La computadora se enciende, y Aiden se sienta frente a la pantalla, con una sonrisa de oreja a oreja.