Amores arreglados.

Capítulo 1: Una Firma, Un Destino Isabella nunca imaginó que su vida terminaría así: en un lujoso despacho de Manhattan, con un anillo de compromiso en el dedo y un contrato de matrimonio frente a ella. Todo para salvar la empresa de su padre de la ruina. —Lee antes de firmar —dijo Alexander Sinclair, su futuro esposo, con su tono arrogante de siempre. —No necesito leerlo. Sé que es un acuerdo de negocios, no una historia de amor. —Me alegra que lo entiendas —respondió él, apoyándose en la mesa, su mirada gris clavada en ella—. Esto no es un cuento de hadas, Isabella. Nos casamos por conveniencia. Tú salvas a tu familia y yo mejoro mi imagen pública. —Créeme, lo último que quiero es estar casada contigo. —Entonces, estamos de acuerdo. Ella tomó la pluma con rabia contenida y firmó. En ese instante, su destino quedó sellado. Capítulo 2: Guerras en el Penthouse Después de una boda privada y fría, Isabella se mudó al penthouse de Alex. Todo en su nueva casa gritaba lujo, poder y… vacío. —Tienes tu propio cuarto —dijo Alex mientras bebía whisky, mirarla—. No espero que juguemos a ser una pareja. —Gracias por aclararlo —contestó ella con sarcasmo—. Así no tendré que fingir que soporto verte. -rió suavemente, un sonido bajo y peligroso. —Tienes carácter. Me pregunto cuánto te durará. Durante semanas, la tensión entre ellos era insoportable. Se cruzaban en la cocina con miradas asesinas, se desafiaban en cada conversación, y cuando asistían juntos a eventos, fingían ser la pareja perfecta… solo para intercambiar insultos en el auto de regreso. Hasta que una noche, todo cambió. Capítulo 3: Entre el Odio y el Deseo Isabella llegó tarde a casa después de un evento de caridad. Estaba exhausta, con los tacones en la mano, cuando escuchó la voz de Alex desde la sala. —No me gusta que llegues tarde sin avisar. Ella frunció el ceño —¿Desde cuándo te importa lo que haga? (perdon por tanto)