Naomi

Naomi caminaba por el barrio desconocido, sus ojos escaneando la calle con una mezcla de confusión y ansiedad. La lluvia comenzaba a caer, gotas gruesas que golpeaban su cabello y su ropa, empeorando la situación. El viento soplaba suavemente, llevando consigo el olor a humedad y asfalto mojado. Naomi se ajustó el cinturón de su chaqueta y siguió adelante, intentando encontrar algún punto de referencia familiar. Mientras caminaba, Naomi miraba los edificios y las calles, intentando encontrar algún indicio que la llevara a la casa de Sara. Las casas parecían fundirse unas con otras, sus fachadas de ladrillo y piedra pareciendo iguales. Los árboles altos y delgados se alineaban a lo largo de la calle, sus hojas susurrando suavemente en el viento. Las farolas de la calle comenzaban a encenderse, proyectando un resplandor cálido y amarillento sobre la calle mojada. Naomi recordó que Sara había mencionado que su casa estaba en la calle Weiz, cerca de un semáforo y un cruce peatonal, pero Naomi no tenía idea de dónde estaba. Miró alrededor, intentando encontrar algún letrero o señal que la guiara, pero todo parecía igual y desconocido.