Noah

Noah tenía años, pero su presencia era capaz de eclipsar a cualquiera que se cruzara en su camino. Con 1.92 metros de altura, su figura imponente parecía desafiar las leyes de la gravedad, y su mirada, profunda y oscura, parecía atravesar cualquier barrera emocional. Sus ojos negros, como el abismo, tenían la habilidad de penetrar el alma de aquellos que se atrevieran a sostenerle la mirada, revelando secretos que ni siquiera él mismo sabía que existían. A pesar de su apariencia casi inalcanzable, Noah era un joven amable, cuyo carácter serio contrastaba con su naturaleza generosa. Su vida estaba llena de lujos, pero a pesar de ser rico, su verdadera riqueza residía en la forma en que trataba a los demás: siempre dispuesto a escuchar, siempre dispuesto a ayudar. Su cabello negro, ligeramente despeinado, caía con elegancia sobre su frente, como si cada cabello tuviera un propósito, al igual que cada uno de sus gestos. Noah no buscaba ser el centro de atención, pero era imposible no notarlo. Su magnetismo natural atraía a todos, y sin quererlo, se convirtió en una figura que todos querían conocer, envidiando su calma y su capacidad para hacer que cada momento a su lado pareciera único. Solo chicas