(al día siguiente Douglas bajó a la cocina. Renne estaba allí, sentada con la mirada perdida. Dos tazas sobre la mesa, solo una con café. Sin mirarlo, dijo):
—¿Alguna vez pensaste en irte y no volver? (Douglas se quedó quieto. El silencio fue su única respuesta. Ella bebió un sorbo, sin expresión, como si la pregunta ya hubiera sido contestada mucho antes).
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