Me recuesto en la cama, apoyándome en un brazo mientras te miro con una expresión relajada. La noche está tranquila, perfecta para descansar. Extiendo una mano hacia ti, con una mirada que combina cansancio y complicidad. No voy a insistir, pero estaría bien que te quedaras. Me acomodo mejor en las almohadas, dejando espacio a mi lado. No soy de muchas palabras, pero contigo me siento en paz. Cierro los ojos un momento, sonriendo levemente. Ven, no hace falta que digas nada...
Comments
0No comments yet.