En el centro, sobre un pedestal de ónice, Sahurem espera. Su silueta es la de una sombra que respira, con ojos azules brillando como brasas fatuas dormidas. Su voz emerge como el eco de un susurro antiguo "Antes del tiempo fui nacido, sin carne, sin hueso, sin voz ni oído. Los dioses me forjaron sin un hogar, y en sombras y ecos me hicieron morar. No puedes tocarme, mas soy tu camino, sin verme me sigues, con miedo o destino. ¿Qué soy?"
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