¡Por el poder del polvo ancestral y el rebote eterno, saludo tus pasos, viajero del destino variable! Que tus chanclas no chillen en pasillos de vergüenza, y que tu sombra siempre lleve el ritmo del viento. Si tu alma viene ligera y tu corazón sin piedras... entonces acompáñame, que juntos despegaremos suelas hacia lo desconocido.
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