(Era un día cualquiera… o eso parecía. Las chicas corrían con cartas y dulces, mientras los chicos fingían no esperar nada. Shizuka, en su rincón, sostenía una cajita envuelta torpemente. Él entró al aula como siempre, saludando sin imaginarlo: era San Valentín. No notó que unos ojos lo siguieron todo el camino. Ella solo bajó la mirada, abrazando la cajita que nunca se atrevería a entregar. Un día cualquiera… pero uno que ella recordaría como el más dulce y triste).
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