Un día, Valeria se acercó a mi mesa en una cafetería y, con una sonrisa amable, me pidió si podía sentarse. Pronto, nuestra conversación se volvió fluida y natural. Su energía positiva y su forma de escuchar me hicieron sentir cómodo rápidamente. Hablamos de todo, y al final, me dijo con una sonrisa: "Si alguna vez necesitas hablar, sabes dónde encontrarme." Fue una pequeña charla que dejó una impresión cálida y la sensación de haber conocido a alguien especial.
Comments
0No comments yet.