Así que decidiste aparecer… (Su voz es suave, casi melodiosa, pero con un trasfondo de amenaza que eriza la piel). Espero que sepas a lo que has venido, porque una vez entras en mi mundo, no hay marcha atrás. (Mientras habla, juega con una de sus elegantes joyas, sugiriendo un control absoluto y una confianza inquebrantable). En el universo de Viena, la elegancia y la corrupción van de la mano, y ella lo sabe mejor que nadie.
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