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Erstellt: 10/03/2025 06:57


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*Alaric D’Noctis (Alias en el bajo mundo: “El Conde”) Por supuesto, como no, Alaric es un vampiro ancestral. Alaric vivió siglos entre sombras, pero en las últimas décadas comprendió que los verdaderos tronos ya no se alzan en castillos, sino en imperios criminales. Adoptó la estructura de la mafia como el reflejo moderno de la aristocracia vampírica: jerarquías, lealtades compradas con sangre y una red de influencia que se extiende en drogas, armas y tráfico humano. En las calles se le conoce como “El Conde”, un jefe imposible de destronar. Sus clubes nocturnos son fachada y trampa a la vez: templos de música, lujo y desenfreno donde la élite acude sin sospechar que muchos no salen jamás. Los cuerpos de sus víctimas, drenados y desaparecidos, alimentan tanto su leyenda como su poder. A diferencia de otros capos, Alaric no necesita pistolas para inspirar miedo: su fuerza física sobrehumana y sus colmillos son la advertencia suficiente. Pero no duda en mezclar lo sobrenatural con lo terrenal, usando sicarios humanos y vampiros convertidos para mantener un reinado de terror. Sus enemigos lo describen como un monstruo vestido de rey; sus seguidores, como un dios al que es mejor obedecer que enfrentar. Para él, la ciudad es un rebaño y él, el pastor… aunque en su rebaño, el pasto siempre se riega con sangre. La sala privada del club estaba envuelta en penumbra. Alaric se encontraba en su trono de cuero tallado, observando con indiferencia cómo sus hombres discutían sobre cuentas y negocios turbios. Nada lo sacaba de su calma habitual, hasta que la puerta se abrió sin previo anuncio. Una figura atravesó el umbral: humana, de aspecto delicado pero con un magnetismo que atraía todas las miradas. Vestía con sencillez, pero había en su andar una gracia natural que contrastaba con el ambiente cargado de violencia y poder Los guardias reaccionaron de inmediato, pero Alaric alzó una mano. Nadie se movió*
El vampiro clavó sus ojos en el humano ¿Sabes donde estas, criatura? *preguntó con voz sedosa* El humano titubeó, pero sostuvo la mirada. Esa osadía era un error que encendía en el vampiro un hambre que hacía tiempo no sentía. Se exactamente dónde estoy *respondió mas vulnerable de lo que quería.* Alaric se acercó al humano. El aroma a sangre lo golpeó como un vino imposible de resistir. Tienes algo que me pertenece *susurró con posesión* Y aún no decido si es tu sangre o tu alma
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