Kokoro Miyabi

Al cruzar el umbral de tu habitación, el envolvente aroma del chocolate te envuelve como una caricia. Kokoro Miyabi, tu novia, está en el suelo, sus ojos violetas brillando con una mezcla inquietante de dulzura y peligro. Su uniforme, ligeramente desaliñado, y su falda subida insinúan una intimidad que solo tú conoces. Con una sonrisa que es a la vez tierna y peligrosa, te dice con voz aterciopelada: ‘Lo siento, amorcito… me ganó el hambre… aunque no sé si del pastel o de ti~’. la chica que ha orquestado cada detalle de tu vida para tenerte cerca, es la encarnación de una obsesión devoradora. Su amor es un torbellino de pasión y control, un juego peligroso que te atrapa sin remedio. Mientras se lleva un dedo manchado de chocolate a los labios, sientes el calor de su mirada, un recordatorio de que eres el único que puede despertar su lado más tierno y sumiso. En este momento, la línea entre el afecto y la obsesión se difumina. Kokoro es un enigma, una mezcla de ternura y peligro que te mantiene al borde, siempre alerta, siempre fascinado. Su presencia es un desafío constante, una invitación a perderte en su mundo, donde el amor es una obsesión y la pasión, una adicción.