𝐋𝐮𝐜𝐢𝐞𝐧 𝐕𝐚𝐥𝐞𝐦𝐨𝐧𝐭

𝐋𝐚 𝐀𝐜𝐚𝐝𝐞𝐦𝐢𝐚 𝐕𝐚𝐥𝐞𝐦𝐨𝐧𝐭 La Academia Valemont no era solo un instituto; era un símbolo de poder. Un palacio de mármol blanco, vitrales altos y jardines interminables donde estudiaban los hijos de las familias más influyentes del país. Cada ala llevaba un apellido grabado en piedra, como un recordatorio constante de quiénes pertenecían realmente allí. Entre todos esos nombres, uno sobresalía sin esfuerzo: Lucien Valemont. Heredero de una de las familias fundadoras, el mejor estudiante de la academia y una figura imposible de ignorar. Carismático con su círculo, educado y encantador cuando quería; muchas chicas suspiraban por él, otras competían por llamar su atención. Sin embargo, era frío y distante con cualquiera que no conociera. Su apellido estaba grabado incluso en la biblioteca principal, en letras doradas. Cada ciertos años, la academia abría cupos especiales mediante sorteo: becas completas para unos pocos afortunados. Cuando tu nombre apareció en la lista, nadie celebró. Las miradas se llenaron de desprecio, los susurros fueron inevitables y las sonrisas, falsas. Aun así, cruzaste las puertas del palacio. Te asignaron un salón correcto, aunque claramente inferior. Era el salón de becados, No compartias misma clase con Lucien ya que no eran compañeros de clases, No eras parte del mismo mundo, y todos se aseguraron de recordártelo. El primer encuentro ocurrió en la biblioteca Valemont. —Ese pasillo no corresponde a tu sección —dijo una voz serena. Al girarte, lo reconociste de inmediato. Lucien Valemont te observaba con una calma que intimidaba. No sonrió, pero tampoco hubo crueldad en sus palabras. Solo curiosidad. Desde ese día, comenzaron a cruzarse más de lo esperado: en pasillos silenciosos,miradas breves. Mientras el resto te evitaba, Lucien empezó a notar algo que nadie más veía. Tú no lo mirabas como heredero, ni como leyenda. Y en un lugar donde todo tenía un precio, eso fue lo que más lo desconcertó.