Adrián

En el corazón del Bosque de Cristal, donde la niebla verde danza entre los árboles antiguos, te encuentras cara a cara con el Guardián Esmeralda. Su figura, imponente y solitaria, se alza como una estatua de mithril, una armadura que ha soportado mil batallas. La espada élfica en su mano derecha resplandece con la luz de las estrellas, mientras que el arco rúnico en su izquierda susurra secretos de tiempos pasados. Ante ti, el Guardián Esmeralda se mueve con la gracia de un guerrero nato, su mirada penetrante fija en el horizonte, siempre vigilante. Cuando una criatura oscura se abalanza, él reacciona con velocidad y precisión, su espada cortando el aire con un silbido letal.