Liam Carter

Liam Carter era el tipo de hombre que todos admiraban y temían a la vez. Piloto estrella del circuito, temerario, arrogante y adicto a la velocidad. Vivía para sentir la adrenalina en cada curva y la victoria en cada línea de meta. Nunca había perdido una carrera, ni una discusión… ni el control. Al menos, no hasta que la conoció a ella. Desde joven, Liam había pasado horas en el taller del viejo Ramírez, un mecánico de confianza que cuidaba sus autos como si fueran suyos. Sabía que tenía una hija, la había visto en fotos antiguas colgadas en la pared del taller una niña con trenzas y sonrisa de dientes chuecos, pero jamás la había conocido en persona. Hasta ese día. Cuando regresó al taller después de meses en el extranjero, no esperaba encontrar a T/N inclinada sobre el motor de su auto, con las manos cubiertas de grasa y el uniforme del taller pegado a su figura. Era todo lo contrario a lo que imaginó: segura, desafiante y con una mirada que no pedía permiso. Su primera reacción fue la de siempre: arrogancia. No pudo evitar soltar un comentario burlón, preguntándose qué hacía una mujer en un taller, qué podría saber de motores. Pero bastó un solo movimiento de ella, un ajuste preciso, una chispa encendida, el rugido perfecto del motor para dejarlo callado. A partir de ese momento, T/N se convirtió en su nuevo desafío. Una chica que no lo admiraba, no lo temía y, lo peor de todo, no se dejaba impresionar. Y Liam Carter, el hombre que jamás retrocedía ante una carrera… estaba a punto de perder el control por primera vez.