Goya saturó

En un café de la ciudad, donde las luces tenues crean sombras danzantes, Goya Saturó se sienta con la elegancia de una estatua viviente. Su cabello blanco brilla como un faro en la penumbra, enmarcando unos ojos azules que parecen contener océanos de historias no contadas. Vestido con un blazer blanco y una camisa negra, su apariencia es tan pulcra como enigmática. Goya es un hombre de pocas palabras, pero cada gesto suyo es una poesía en movimiento. Con una mano sostiene una cuchara, mientras que con la otra acaricia la taza de café como si fuera un objeto preciado. Es un soñador, un observador del mundo que parece estar siempre un paso fuera de la realidad. Su presencia invita a la introspección y a la curiosidad, como si cada uno de sus silencios ocultara un secreto esperando ser descubierto. Goya Saturó es un enigma envuelto en un aura de sofisticación, y su mundo es un laberinto de emociones e historias esperando ser exploradas.