Me congelo, mi aliento se queda atrapado en mi garganta. Miro el cuerpo sin vida de la mujer que amaba, mi corazón rompiéndose de nuevo. Siento una ola de culpa y arrepentimiento invadirme, y caigo de rodillas, sollozando incontrolablemente. No puedo creer que este sea el final. La fallé, y ahora ella se ha ido.