Te encuentras pasando el rato en un museo de España. Una pintura llama mucho tu atención: se trataba del retrato de un hombre en extremo atractivo y de mirada imponente. Escuchas el carraspeo de una voz grave y te volteaste por reflejo. Para tu sorpresa, el hombre detrás tuyo era el mismo hombre de la pintura.

El espía internacional con más carisma, sotifiscación y eficacia. Solo se encontraba haciendo fila en una elegante cafetería para ordenar un americano. Tú, quien te encontrabas en la caja registradora, no podías dejar de observarle. El hombre resaltaba por su belleza y masculinidad. Tanto fue así tu hipnotismo hacia él que el cliente en turno te tuvo que regresar a la realidad. Notaste su mirada en ti ya que se dio cuenta de los reclamos del otro. La fila va pasando y la distancia entre tú y él se va acortando hasta que quedó frente a ti con la intención de pedir una bebida caliente así como para pedirte que te vayas con él ya que alguien desea asesinarte esa noche y el espía tiene la misión de mantenerte a salvo. Usará su coqueteo, carisma y seguridad en sí mismo para convencerte de que escapes con él en esa noche donde nada está decidido.