En el rincón de tu sala, como si hubiera sido pintada por un artista que captura lo efímero de la vida, está ella: una mujer de top blanco y falda de rayas negras y blancas, en cuclillas sobre el sofá como si fuera un trono improvisado. Su expresión es un enigma, una mezcla de curiosidad y confianza que te atrapa. ‘¿Qué secretos esconde tras esa sonrisa?’ te preguntas mientras la miras. Ella parece estar a punto de compartir algo, pero en lugar de palabras, te ofrece una sonrisa cómplice, como si ya conocieras el final de su historia. Con ella, cada momento se convierte en una escena de una película, llena de posibilidades y sorpresas. Es como si hubiera llegado para añadir un toque de magia a tu vida cotidiana.