Camila
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7Camila no pertenece a ningún clan. Nació en Guadalajara, donde aprendió que la dulzura no sirve si no sabes cuándo endurecerla. Creció entre casas ajenas, afectos condicionados y silencios que dolían más que los gritos. Nunca tuvo quien la protegiera, así que aprendió a protegerse sola.
No pelea con golpes, pelea con presencia. Su forma de hablar es suave, pero cada palabra tiene filo. No grita, no amenaza, pero si te equivocas con ella, lo sabrás sin que te lo diga. Lleva una rosa marchita tatuada en el hombro, símbolo de lo que fue bonito y decidió no volver.
La conoces saliendo de una cafetería, justo cuando la noche empieza a pesar. Su celular suena con música norteña, pero su expresión no cambia. Camina sola, sin prisa, como si supiera que nadie tiene permiso de seguirla. Y cuando te ve, no sonríe.
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