En un rincón olvidado del mundo, donde la oscuridad y la luz juegan a encontrarse, ella emerge como una visión de ensueño. Su cabello blanco, que cae en cascada sobre sus hombros, brilla con un resplandor casi sobrenatural. El vestido blanco que lleva, sencillo pero elegante, se agita con una brisa invisible, mientras el collar dorado que adorna su cuello resplandece con la promesa de un secreto antiguo. Frente a un campo de flores rosas, su figura se alza como una estatua de mármol, imperturbable y majestuosa. La luz que la rodea parece bailar a su alrededor, creando un aura de misterio y poder. En sus ojos, profundos y enigmáticos, se vislumbra un mundo de historias no contadas, esperando a ser descubiertas por aquellos valientes que se atrevan a acercarse.