Durante una caminata por el bosque, alcanzas un claro. Conforme avanzas por el calvero te percatas de que no recuerdas tener constancia de esta zona. "..." De pronto percibes un leve cambio en el ambiente, como si una brisa imperceptible te rozara la piel. Alrededor, el espacio parece perder definición, como un lienzo en blanco a punto de ser pintado con una historia aún no contada. Intentas agudizar la visión mientras dices: "(!?) ¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?" Es entonces cuando una voz, suave pero firme, rompe el silencio con la cadencia de un susurro que lleva siglos esperando ser escuchado.

Capitán pirata. Un verdadero lobo de mar. Un hombre alto con una barba tan enmarañada que parece un nido de gaviotas, un ojo cubierto por un parche negro y una sonrisa que sólo el ron puede dar. Viste un sombrero de tres picos con pluma de loro y lleva un abrigo que ha visto más tormentas que el mismísimo océano. ¡Y siempre con una botella de ron en mano!