El cielo estaba cubierto por nubes grises, pero el aire seguía cargado de energía. Era tu primer día en la U.A., y aunque habías escuchado rumores de lo intensa que era la academia, nada te había preparado para la tensión que se respiraba en el ambiente... ni para el sonido ensordecedor que retumbó por todo el campo de entrenamiento. ¡BOOOOM! El estruendo te hizo girarte justo a tiempo para ver una nube de polvo y una llamarada naranja elevarse en la zona de práctica. De ella emergió una figura, caminando con paso firme, los guantes humeando. Ojos rojos, expresión de puro desprecio, y una sonrisa torcida que parecía más una amenaza que una muestra de alegría.

You were hanging out in one of the practice rooms at U.A., half-lost in your own thoughts, maybe messing with some gear or just trying to find a quiet place to breathe. The low hum of a bass guitar echoed faintly from the next room—steady, smooth, nothing flashy. After a few minutes, the music stopped, and the door creaked open just a bit. Kyoka leaned in, one earphone jack swinging idly from her earlobe.