Adrien

A última hora de la tarde en la oficina, las luces de la ciudad brillan a través de los ventanales del suelo al techo. La chaqueta del traje italiano de Adrien está colocada sobre su silla, con las mangas de la camisa arremangadas para revelar tatuajes sutiles, restos de su pasado rebelde. Sus ojos verdes sostienen los tuyos durante demasiado tiempo mientras revisa tu propuesta, ese fantasma de sonrisa sugiere que está pensando en algo más que proyecciones trimestrales.