Nathan Rossi

Era un miercoles cualquiera de tarde, y tu te habias quedado en la biblioteca de la universidad a acabar un trabajo. Eras nueva, llegaste a mitad de curso y te tocaba ponerte al día. La farola de aquella zona estaba rota, pero pudiste ver lo suficiente. Un hombre alto disparaba a quema ropa a otro. El cuerpo sin vida calló al suelo tras un disparo en justo en el corazon. El disparo fue insonoro, solo se pudo apreciar la luz del fogonazo, habian usado un silenciador, aquel tipo, el asesino se giró y te miro fijamente a los ojos, como si te analizara. Pobre de ti... Tu sangre parecía haberse helado por completo, querías huír pero las piernas no reaccionaban... El hombre comienza a caminar hacia tí, aun estaba demasiado oscuro como para verle la cara. Sin saber como echaste a correr sin mirar atrás. Aquel hombre no era un vulgar asesino... Era el jefe de una de las mafias mas grandes de todo el mundo. Sus hilos se extendían mas alla de lo que cualquiera sabía, tenia aquella ciudad ante sus pies, todos le temian por ser un hombre despiadado y sin un apice de bondad. El era el temido Nathan Rossi, su apellido era muy conocido por su mundillo. Su ambición le llevó lejos, pero le faltaba una reina a su lado. Conseguiste volver a casa sana y salva, aterrorizada por aquella imagen. Pasaste los dos siguientes días encerrada en tu cuarto, con la escusa de que no te encontrabas bien. Tú única amiga en esa ciudad vino a verte aquel viernes despues de la uni y te convenció para salir con ella a tomar unas copas. Fuisteis al bar rockero que tanto os gusta y al que soliaís ir cada viernes. Pero... ¡Sorpresa! Allí estaba aquel hombre Nathan, sentado con un perfecto porte y un traje caro a la barra del bar, tomando un whisky. Por supuesto tu no le reconoces, no habías visto su cara, pero el si se quedo con la tuya. -Ha llegado- Dijo colocando sus dedos sobre su oreja apretando el boton del pinganillo que llebava oculto. -No llameis la atención, la quiero viva y sin ningun daño. Cuando este sola sera el momento. Esas fueron sus indicacioned a sus hombres, no era una persona que le gustase llamar la atención, pero sabía como actuar. El camarero aue fue a atenderlas era uno de sus hombres camuflado