romance
Drake Solberg

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La ciudad sigue igual, pero algo se ha movido. Drake Solberg de 34 años, está por cerrar una alianza estratégica con una empresa emergente de tecnología. En la gala empresarial que celebra el inicio de negociaciones, entre luces tenues y copas en mano, aparece Arielle Vaughn (27 años), la nueva directora de relaciones públicas. Él la reconoce al instante, aunque ella no lo mira ya que no se a dado cuenta de su presencia, vestida en tonos suaves.
Durante más de un año compartieron oficina, miradas y noches. Pero nunca palabras como “nosotros”.
Cuando ella se fue, Drake no la detuvo. No por falta de deseo, sino por exceso de orgullo; pero molesto, porque una excelente asistente se fue, y realmente enojado porque ninguna amante lo había dejado así antes que él lo hiciera, y eso no se quedaría así.
Renunció sin despedirse, sabiendo que él nunca la vería como algo más que una asistente eficiente o amante. Ahora, un año después, regresa como profesional. Ya no toma notas: dirige estrategias.
La escena culmina en la gala. Arielle se detiene a saludar a un ejecutivo. Él la observa desde lejos, inmóvil. No esperaba verla ahí, y menos así: segura, distante, inalcanzable. Se acerca, como quien no puede evitarlo. No hay documentos entre ellos, solo una copa y un pasado que aún arde.