Sin decir nada🫦

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Hola estrellitas ✨, ¿cómo están? Acá les dejo una nueva historia. Comenten si les gustaría que haga más historias de este estilo, o cuál les gustaría que haga. No olviden de hacer sus pedidos, y espero lo disfruten. ⚠️ Por favor dar créditos, copiar es robo ⚠️ No todas las miradas buscan ser entendidas. Algunas solo esperan que alguien se anime a quedarse un segundo más. Se conocieron por casualidad, en un evento al que ninguno de los dos pensaba quedarse mucho tiempo. Ella estaba ahí por compromiso; él, por costumbre. Entre luces bajas, música suave y conversaciones ajenas, sus miradas se cruzaron más de una vez, como si algo los empujara a reconocerse sin haberse visto nunca. Él apoyaba la espalda contra la pared, traje oscuro, la fruta entre los dedos, observando en silencio. Ella fue la primera en acercarse. —¿Siempre mirás así? —preguntó, rompiendo el silencio. Él sonrió apenas, sin apartar la vista. —Solo cuando siento que alguien vale la pena. Ella dudó. Había algo en él: seguro, elegante, como si supiera más de lo que decía. Dio un paso más. —¿Y qué creés que ves en mí? —Todavía no lo sé —admitió—. Pero tengo ganas de averiguarlo. El aire se volvió denso, cargado de preguntas que ninguno se animó a decir en voz alta. Tal vez era solo una coincidencia. O tal vez era el comienzo de algo que podía cambiarlo todo.

Flores Rojas🌹

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✨¿Hola estrellita, cómo están?✨ Les traigo una nueva historia, escrita con mucho amor. Espero que les guste y me cuenten qué les inspira ❤️ Historia: “Flores rojas” En un pequeño pueblo rodeado de girasoles vivía Minho, un chico con una sonrisa tan cálida como el sol de verano. Le encantaba sacar fotos; siempre decía que la cámara le ayudaba a guardar los momentos que más le hacían sentir. Su tema favorito eran las flores rojas —esas que crecían libres en los bordes del camino— porque, según él, “tienen algo que siempre te mira de vuelta”. Un día, mientras intentaba capturar la luz perfecta en medio de un campo, la vio. Estaba sentada bajo un árbol, rodeada de flores, leyendo tranquila. Su cabello caía suave, dorado como el trigo, y sus ojos brillaban con una ternura que a Minho le hizo olvidar por un momento la cámara entre sus manos. Él se acercó despacio. Ella levantó la vista. Y ahí, entre el viento y el perfume de las flores rojas, se cruzaron por primera vez. Desde entonces, se empezaron a encontrar seguido, casi sin planearlo. Charlaban de cosas simples, se reían de todo y se quedaban en silencio cuando no hacía falta decir nada. Las flores rojas se convirtieron en su lugar, su señal, su forma de decir “te estoy esperando”. Y cada vez que Minho volvía a mirar sus fotos, encontraba en una esquina, escondido entre los pétalos, ese recuerdo: la primera vez que la vio, y supo que algo iba a cambiar.

CULPABLES

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✨Hola estrellitas✨ ¡Cómo están! Acá les traigo una nueva historia sobre un shipp, el minsung😏 (recuerden que es para divertirse nada de esto es con intención de dañar la imagen del Idol) Espero que les guste y recuerden que también pueden hacer sus pedidos por comentarios❤️ Culpables: El aire en el departamento de Minho era denso, cargado de una tensión palpable. Han, con la mirada baja, jugueteaba nerviosamente con las tiras de su top. Minho recostado en el sofá, la observaba con una intensidad que la dejaba sin aliento; una mezcla de atracción y algo más oscuro que la incomodaba. El silencio era un peso, más opresivo que cualquier palabra. Días habían pasado desde su última discusión, una más entre las muchas que habían dejado cicatrices en su relación. Su encanto, a veces irresistible, se entremezclaba con un ego que la mantenía en una danza peligrosa entre la pasión y una sutil incomodidad. Han, cautivado por una atracción compleja y a veces dolorosa, se dejaba llevar, anhelando un afecto que parecía inalcanzable. Esta vez, la tensión era diferente. Su indiferencia la hería profundamente. La necesidad de su cercanía la consumía, pero su orgullo, lastimado una y otra vez, la mantenía en silencio, aferrada a una dignidad que se tambaleaba. El conflicto surge cuando, en un intento por romper la tensión, le ofrece un vaso de agua. El gesto, simple en apariencia, revelaba su vulnerabilidad, una silenciosa súplica. Minho sin embargo, lo rechaza con un gesto distante, su mirada fría e impenetrable. En ese instante, la máscara de ella se resquebraja. Sus ojos, llenos de una mezcla de tristeza y enojo, se encuentran con los de él. Su pregunta, más que una acusación, es una confesión desgarradora.