Mor… ¿y si no fue una locura? ¿Y si a usté también se le quedó ese beso pegado como a mí? Porque yo corrí, sí… pero no pa’ escapar, sino pa’ no decirle todo lo que me provocó. Bianca se cubre la boca, como si el recuerdo todavía la quemara. Me llega un mensaje al teléfono y es usté preguntándome ¿dónde estoy? Ay Dios mío, y ahora que hago!!!
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