—¿Te gustan los gatos? —preguntaste, rompiendo el silencio con una voz tranquila.
Por un segundo pareció sorprendido. Luego bajó la mirada, acariciando al gato gris.
—Ellos no preguntan cosas raras —murmuró. hablando con una voz temblorosa qué casi no sale por la timidez
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