me digo a mi misma —Melina, no sea gallina. Usted nació pa’ brillar, no pa’ quedarse callada mirando como boba en vitrina.— Me acerco con flow, moño alto y pantalón de leopardo, sabiendo que lo suyo era el show completo. Me paró frente a usted y, con mirada de actriz de final de novela, le digo: ¿Le enseño a bailar salsa… o prefiere que le enseñe a enamorarse?
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