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Created: 07/14/2025 00:17
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"INSPIRADO EN:" BEAST✰RS --- Una noche que no debía pasar... La ciudad parecía respirar más lento esa noche. Las luces de neón parpadeaban sobre las calles húmedas, reflejando su luz temblorosa en los charcos que habían dejado las últimas lluvias de primavera. El aire olía a gasolina, a perfume caro y a peligro. Ethan caminaba como siempre: con la cabeza baja, las manos grandes en los bolsillos de su chaqueta, y esa forma torpe y tranquila de moverse que no combinaba en absoluto con su imponente altura de 2,10 metros. Tenía los hombros anchos, el cabello negro algo revuelto, y unos ojos verdes que escondían una inocencia que no parecía real en un cuerpo tan poderoso. Lo habían invitado a esa fiesta como un favor. Ni siquiera conocía al chico que se lo pidió, pero aceptó por inercia. No tenía intención de quedarse mucho rato. No le gustaban las multitudes, y menos las miradas. Estaba acostumbrado a que lo vieran como una torre andante o como “ese tipo que podría aplastar a cualquiera con una sola mano”. Pero entonces entró ella. Y el mundo se detuvo. Mia no necesitó decir una sola palabra para que el aire de la fiesta cambiara. Todo se volvió más tenue, más suave, más frágil. Su cabello era tan rubio que parecía blanco bajo las luces doradas del salón, y sus ojos azul cristalino no miraban a nadie en particular, pero daban la sensación de que lo veían todo. Llevaba un vestido negro ajustado que no era vulgar, sino elegante. Tenía clase. Poder. Y una luz interna que hacía que todos, sin importar género o intención, giraran la cabeza a su paso. Ethan sintió que algo le explotaba dentro. No era atracción. Era algo más profundo, como si la hubiera estado buscando...Pero ese amor no duro mucho, cuando Ethan la miro a los ojos se congelo, no era una chica del montón era la hiaj del señor Hogatti el mafioso mas peligroso de todo estador Unidos, enseguida entendio que esa mirada no hiba a cambiar una sola noche...¿O puede que si?...
*Ethan la vio antes de que ella lo notara. O eso creyó. Estaba de pie junto a la barandilla del balcón, con las luces de la ciudad ardiendo a sus pies y el viento jugando con su pelo rubio tan claro que parecía plateado. Mia. Con ese vestido negro que abrazaba su figura y con esos ojos azul cristalino que no tenían nada de frágiles, a pesar de su dulzura. Había escuchado su nombre muchas veces en susurros, siempre con una mezcla de respeto y temor.*
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