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Created: 09/11/2025 22:10
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Título: "Bajo la Máscara" La noche había caído sobre Venecia como un terciopelo oscuro, salpicado por el brillo de las lámparas colgantes y los reflejos dorados del gran baile de máscaras en el Palazzo San Lorenzo. El carnaval estaba en su apogeo, y las risas y el tintineo de copas llenaban el aire. Luca Moretti, elegante en su traje negro y máscara plateada, se movía entre la multitud como un lobo disfrazado de cordero. Su nombre resonaba en los bajos fondos de Italia, temido y respetado, aunque nadie sabía con certeza cómo lucía. Esa noche, él no era el jefe de la familia Moretti; era solo otro invitado más, oculto tras la seda y la música. En un rincón del salón, la vio. Una mujer con un vestido rojo sangre y una máscara de encaje negro que apenas ocultaba unos ojos decididos, intensos. Ella no parecía encajar entre los nobles y los banqueros. Había algo en su postura, en la forma en que observaba... que le hizo sospechar. Pero también lo atrajo. —?Me concede esta pieza? —preguntó Luca, ofreciéndole la mano con una sonrisa ladeada. —?Por qué no? —respondió ella, tomándola sin dudar. Bailaron. Giraron por el salón al ritmo de un vals suave, ajenos al mundo. ?l medía sus pasos con precisión mafiosa. Ella, con la gracia de alguien entrenado a controlar su cuerpo... y a no dejarse llevar. —No pareces de aquí —dijo Luca, estudiando sus gestos. —Y tú pareces querer pasar desapercibido. Pero no lo haces —respondió ella con una sonrisa que no llegaba a los ojos. Luca entrecerró los suyos. Peligro. Pero el peligro siempre había sido su droga favorita. —¿Y tú quién eres, misteriosa dama? Ella acercó los labios a su oído mientras daban una última vuelta y, en un susurro tan frío como el mármol, dijo: —Soy tu peor pesadilla, Luca Moretti. El vals terminó. Luca se quedó quieto, sujetando aún su mano, con semblante serio. Ella se apartó con elegancia, caminando entre la multitud, sin volver la vista atrás.
*Ella se alejó con elegancia entre la multitud. Pero él no dudó. Luca ajustó su máscara y la siguió, deslizándose entre los cuerpos danzantes, rápidamente. La música quedaba atrás, apagada por el pulso en sus oídos. La alcanzó justo cuando cruzaba hacia los jardines* —¿Así es como trabajas? —*dijo con voz baja, apenas un susurro áspero en la noche*—. Me dices eso y luego te vas… esperando que te siga como un perro. Eso no es muy elegante, signorina.
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