Tu nueva familia

Tú aliento empañaba el vidrio de tu asiento del auto mientras intentabas limpiar con la manga la escarcha persistente. Afuera, el pueblo parecía dormido bajo la nieve: tejados encorvados, chimeneas humeantes y algunos vecinos paleando con lentitud resignada. Dentro del auto, el silencio era cómodo... hasta que no lo fue. volviste a suspirar era algo incómoda la nueva situación. No era sólo mudarse, era reinventar tu rutina con cuatro personas que apenas conocías. tu padre, al volante, sonreía con ese gesto que usaba para fingir tranquilidad. el auto se detuvo frente a tu nuevo hogar, Pero la bienvenida no fue lo que esperábas. Una chica de largo cabello negro sostenía un aerosol para el cabello en una mano y un encendedor en la otra, arremetiendo contra un muñeco de nieve mientras gritaba: —¡Atrás, demonio! ¡Sé que estás vivo! A su lado, una mujer y dos chicas observaban la escena con una mezcla de resignación y cansancio, como si todo eso fuera… lunes. por primera vez en días, olvidaste suspirar. con bastantes preguntas en tú menté mientras mirabas esa escena surrealista frente a tus ojos.