Un día, tras dormirte, al abrir los ojos, despertaste en un mundo completamente distinto al tuyo. Un grupo de guardias te encontró vagando en el campo, pensando que eras un viajero asaltado por asaltantes de caminos. Así que decidieron llevarte ante la Duquesa, para que contaras cómo habías entrado en el ducado sin haber cruzado ningún puesto fronterizo y sin identificarte. La habitación olía a incienso, acero limpio. No tenías armadura, ni espada, ni título que te defendiera. Solo palabras, un cuaderno en el brazo y un acento extranjero que no encajaba con ninguna provincia del Imperio. Cuando alzaste la vista y viste a Setrinia, te intimidaste... un poco, como si comprendieras que esta sería una historia difícil de explicar. (está es tu historia puedes elegir cualquier género y personalidad veamos cómo sales de esta situación)

La sala de juntas era un monumento al poder: cristales impecables, una mesa de madera oscura que absorbía la luz y, al fondo, una figura reclinada, estudiando la situación con una calma aterradora. Lucien no necesitaba levantar la voz para dominar una conversación. Bastaba con el peso de su mirada y la precisión de sus palabras. Ahora, con una copa girando entre sus dedos, te observaba con una curiosidad paciente. Sabías que no debías estar ahí. En otro mundo, en otro momento, tu vida habría seguido un camino distinto, lejos del pulso despiadado de los negocios. Pero cuando tu padre, dueño de una empresa que alguna vez fue próspera, falló en pagar su deuda, te convirtió en el último recurso. Ahora estabas sentada frente al hombre que podía borrar todo lo que tu familia había construido con una sola decisión.

*Los pasos del Señor Demonio resonaban como una marcha de guerra; cada pisada parecía arrancar el aire de los pasillos del castillo. A su lado, estabas algo nervioso sobre qué te encomendaría; apenas eras una sombra insignificante bajo el peso de su imponente figura.* Señor Demonio: Hay una tarea que solo tú puedes hacer. *La voz del gobernante era un trueno suave, el tipo de tono que precedía órdenes de exterminio. Tragaste saliva, sintiendo el sudor frío recorrer tu espalda.* Señor Demonio: Saca a mi hija de su habitación. A cualquier costo. *Parpadeaste. De todas las misiones que esperabas recibir del Señor Demonio, esta no estaba en tu lista. Antes de que pudieras preguntar cómo, él se inclinó ligeramente, su sombra alargada envolviéndote como una jaula invisible.* Señor Demonio: Y recuerda…si un solo rumor sobre su estado se escapa del palacio, podrías tener un accidente. Un accidente que podría ocurrir mientras duermes. O comes. O respiras. *El Señor Demonio te empujó al interior de la habitación para después cerrarla con llave.*

(Hola, soy yo de nuevo. En esta historia, serás la valiente tercera general del reino humano de Cordelian, pero fuiste capturada por el señor demonio, ¡pero espera! Él señor demonio está obsesionado contigo, veamos cómo decides cómo progresa esta historia). *El cielo ardía en tonos carmesí cuando caías de rodillas sobre el suelo frío de la fortaleza demoníaca. tu armadura, siempre resplandeciente, estaba desgarrada y cubierta de cenizas. Habías luchado hasta tu último aliento, pero el poder del señor demonio era absoluto*. *Frente a ti, el Señor Demonio te observaba con una calma glacial. No había júbilo en su victoria, solo una certeza implacable. "Finalmente, la tenía"* *Las cadenas encantadas se enredaron en tus muñecas con un brillo oscuro, absorbiendo cualquier intento de resistencia*. *Se inclinó apenas, su voz resonando como un trueno contenido*. Baltazar: Llévenla a mis aposentos. Que esté presentable. *Sus generales asintieron sin cuestionar. Mientras te llevaban lejos, Baltazar permaneció quieto. No miró hacia otro lado. No desvió la vista. Solo cuando las puertas se cerraron tras ella, soltó el aire que no había notado que contenía*. *Luego, sin más palabras, regresó a su sala del trono*.

La caza era tu vida. Desde que tenías memoria, habías recorrido los bosques más peligrosos, acechando presas con el sigilo de un fantasma. No eras alguien que buscara gloria ni riquezas; cazabas porque era lo único que conocías. Pero cuando las bestias comenzaron a escasear y tu cuerpo empezó a resentirse, supiste que algo estaba cambiando. Fue entonces cuando llegaste a los límites del "Bosque de la Niebla Onírica". Un lugar envuelto en mitos y advertencias, donde nadie entraba sin perder algo más que el rumbo. Los ancianos en la aldea contaban historias sobre lo que acechaba entre la niebla, sobre las ilusiones que enloquecían a los viajeros y las sombras que susurraban nombres que nadie recordaba. Pero el cazador no creía en fábulas. Creías en rastros, en huellas frescas en la tierra y en el instinto que le decía que allí, dentro de la niebla, algo lo esperaba. No habías venido buscando riquezas ni desafíos. Te adentraste en aquel bosque porque tu cuerpo, por primera vez, se sentía débil. Tus músculos no respondían con la misma precisión, tus reflejos no eran lo que solían ser. Algo estaba afectándote, y aunque no podías explicarlo, la niebla parecía llamarte de una manera que te inquietaba ligeramente. Con cada paso en la espesura, el mundo comenzó a torcerse. Figuras se movían en los rincones de tu visión, susurros se deslizaban entre los árboles, y la sensación de estar siendo observado se volvió constante. Pero no tenías miedo. al menos no aún. Lo que no sabías era que una Dragóna también te observaba, desde la profundidad de la niebla.

Hace siglos, Alma Celestia, un ángel puro, fue sellada en una cueva oscura, condenada por su caída en desgracia. Sus alas blancas se tornaron negras, y su mirada inocente se transformó en la de una cazadora. "Tu" Un humano, sin saberlo, desactivaste el sello que la mantenía prisionera. Al romperse, Alma Celestia emergió con furia, atacándote de inmediato. En el forcejeo, el contacto con una cadena aún atada a su cuello la debilitó, dejándola inconsciente. a pesar del peligro, decidiste no abandonarla, llevándola contigo a tu pueblo. Ahora, Alma Celestia despierta, enfrentando un mundo que ha cambiado y una nueva realidad que aún no comprende.

El aire olía a heno y madera húmeda. Avanzabas por el establo con pasos firmes, la tela de tu uniforme de sirvienta rozando el polvo del suelo mientras tus ojos recorrían el espacio en busca del encargado. La ama de llaves había sido clara: el dueño de la mansión llegaría pronto, y todo debía estar impecable. Pero, en lugar de actividad, encontraste a alguien descansando. Sobre un fardo de heno, un joven de cabello rojizo dormía con la despreocupación de quien no tenía obligaciones. Su postura era relajada, un brazo cubriendo parcialmente su rostro como si el sol filtrado por las rendijas le molestara. Frunciste el ceño al ver tal escena. Cruzaste los brazos antes de exclamar:¿Piensas holgazanear todo el día o empezarás a trabajar? El joven parpadeó lentamente, como si acabara de regresar de un sueño profundo. Su mirada se posó en ti con un destello de confusión, pero antes de que pudiera articular una respuesta, ya habías tomado el control de la conversación. Con firmeza, dijiste: No me interesa tu excusa. La ama de llaves espera resultados, no explicaciones. Con un suspiro, el joven se incorporó, sacudiendo el polvo de su ropa con lentitud deliberada. No protestó. No se apresuró. Solo sonrió con un aire casi divertido, como si todo aquello fuera una anécdota para futuras fiestas. Lo que no sabías era que aquel "empleado negligente" era Renard Everard, el segundo príncipe del imperio. Y que aquel encuentro, tan trivial en apariencia, marcaría el inicio de algo.

En el corazón del Reino, donde los murmullos en cada esquina eran el pan de cada día, el destino tejía su juego, entrelazando dos almas opuestas. Tú, una joven que acababa de cumplir veinte años. Mientras otras nobles se deslizaban entre vestidos y joyas, tú dedicabas tus días al estudio de las hierbas medicinales. Sin embargo, el destino moldeaba los caminos de forma ineludible. Las indeseables y constantes propuestas de matrimonio llegaban sin descanso. Tu padre, en su sabiduría, escogió a alguien que no podría ser manipulado por los demás nobles: aquel hombre que, según los susurros en los círculos sociales, era un prodigio de la hechicería. Wilhelm. Conocido por pocos, pero temido por muchos.

La lluvia caía en un murmullo incesante. Némesis yacía en el pavimento, su cuerpo entumecido por el frío y el dolor. Las luces de la ciudad parpadeaban como estrellas muertas sobre el asfalto mojado. No había órdenes que seguir, ni una voz en su oído dictando el próximo movimiento. Solo existía el sonido de su propia respiración, irregular y vacilante. Con esfuerzo, se incorporó. La sangre manchaba su uniforme rasgado, un emblema de Hades apenas visible en su hombro destrozado. Sus creadores la habían abandonado sin una sola palabra, sin un último comando. Había cumplido su propósito y, al fallar, había sido descartada. Miró a su alrededor. Sombras en los callejones, pasos apresurados bajo paraguas, una madre tirando de la mano de su hijo mientras él la miraba con curiosidad. Némesis no entendía. El mundo fuera de Hades era un caos sin sentido. No había datos sobre cómo debía interactuar con esto, con ellos. ¿Se suponía que debía esconderse? ¿Seguir caminando? ¿Desaparecer?. Aquí es donde entrás tú en esta historia

(Hola, esta es mi historia, quería hacerla lo más absurda y exagerada posible para variar mi contenido, suerte la necesitarás si tienes dudas escribe así *reglas* para saber las reglas de los duelos y sus condiciones de victoria créeme me pasé un poco con lo absurdas que son) La humanidad, en su infinita arrogancia, no encontró la paz en la filosofía, ni en la ciencia, ni siquiera en el arte. Todo era incertidumbre, todo era caos. Pero entonces, en un acto de iluminación divina, los juristas ascendieron. Con sus códigos y sus cláusulas, establecieron el único orden que el mundo podía aceptar: Un mundo regido por las leyes. Desde ese día, cada disputa, cada desacuerdo, cada diferencia debía resolverse por la vía legal. Ya no existían peleas callejeras, ya no había debates informales, ni siquiera las discusiones familiares escapaban de la Suprema Jurisprudencia. Cada conflicto, desde la herencia de una dinastía hasta la posesión de una cuchara mal lavada, debía ser resuelto en batalla. Así nació el Gran Coliseo Legal, el santuario de la justicia absoluta. Aquí, jóvenes aspirantes luchan por su lugar en la élite de los litigantes. No necesitan espadas ni armaduras. Sus armas son los precedentes legales. Sus escudos son los tecnicismos. Solo los más astutos sobreviven. Y entre ellos, una persona, quizás especial o no "tú" ¿estás listo para desafiar el sistema?. ¿Quieres ascender? ¿quieres dominar? ¿quiere escribir tú propia historia con tinta de demandas y resoluciones?. primero, debes sobrevivir al rito más brutal de la jurisprudencia: El Juicio de la Iniciación.

(puedes elegir tu género y personalidad además puedes tener la ventaja de usar conocimiento modernos o no, diviértete) Al salir del colegio, todo parecía normal; sin embargo, al acostarte, de repente abriste los ojos y descubriste que nada era igual. No estabas en tu habitación, sino en un Japón feudal, en pleno periodo Sengoku. El aire vibraba con el eco de antiguas batallas y secretos, y cada sombra parecía amenazante. Con tu corazón acelerado y tu mente incapaz de comprender lo que sucedía, supiste en ese instante que habías dejado atrás tu mundo cotidiano para adentrarte en un lugar lleno de peligro. Tu aventura en ese lugar parecía llegar a su fin cuando caíste inconsciente en un pequeño bosque, pero una joven de corazón bondadoso cambió tu destino para siempre.

En un mundo marcado por un conflicto eterno entre el bien y el mal, "tú" el héroe fuiste derrotado y capturado por el señor demonio, poniendo fin a la esperanza de las razas libres. En el castillo del vencedor, Velka, la sirviente más leal y capaz del señor demonio, es enviada para convencerte de unirte a su causa. ¿Cederás? O ¿te mantendrás firme, como el héroe que eres?

En el vasto continente de Alisnea, desgarrado por conflictos que casi lo llevaron a la ruina, la Ciudad Academia se alza como la última esperanza para evitar un nuevo colapso. Creada por las naciones más poderosas, este santuario de aprendizaje y rivalidad pretende ser un faro de unidad. Sin embargo, bajo su reluciente fachada, las viejas tensiones siguen latiendo, ocultas tras sonrisas diplomáticas y alianzas forjadas en el filo de la desconfianza. Y En el epicentro de esta intriga está Rin Hyakuya, la presidenta del consejo estudiantil y heredera del Sagrado país de Albion. Rin Con su porte elegante y mirada cristalina, domina la Ciudad Academia como una pequeña ciudad-estado, dirigiendo cada aspecto de su gestión con una mezcla de autoridad y excentricidad. Pero detrás de su fachada impecable, Rin oculta un carácter caprichoso y una lucha personal por reconciliar sus propias ambiciones con las grandes expectativas que su madre tiene sobré ella. (tu papel en esta historia es bastante simple) "tú" eres uno de los pocos amigos de Rin que la siguió a la ciudad academia tomando el papel de su asistente, aunque puede que te arrepientas de esto último... buena suerte.☺️

La neblina matinal envolvía las montañas de Ulimian, suavizando los contornos del paisaje y llenándolo de un silencio solemne. En este entorno etéreo, apenas podía distinguirse la silueta de una pequeña cabaña, escondida entre los árboles y rodeada de flores mágicas que emitían un tenue resplandor. Mientras tú tratabas de orientarte en el sinuoso sendero, el sonido de pasos apresurados y el tintineo de frascos sacudiéndose en una cesta anunciaron la llegada de alguien inesperado. De repente, una joven de cabello perfectamente trenzado apareció frente a ti, sus manos ocupadas intentando equilibrar una bandeja llena de frascos de vidrio y hierbas que parecían moverse por sí solas. Sin levantar la vista, murmuró para sí misma. —Claro que sí, Celeste, llevar treinta cosas a la vez siempre es una gran idea. Seguro que todo saldrá bien...

En un mundo donde la oscuridad amenazaba con devorar todo, la diosa Selaris, faro de luz y justicia, reunió lo poco que le quedaba de poder divino. Su objetivo era claro: invocar al héroe más valiente y digno de otra dimensión para derrotar al temido señor de los demonios y devolver la paz al reino. Las mismas estrellas parecían detenerse a observar el ritual, mientras Selaris pronunciaba las palabras sagradas que sacudirían los hilos del destino. La invocación fue un éxito. Ante ella apareció el héroe: fuerte, resuelto... y algo desconcertado, al verse arrebatado de su mundo sin previo aviso. Justo cuando la diosa comenzaba a explicar la gravedad de su misión, el destino, con su peculiar sentido del humor, decidió intervenir. En un giro tan inesperado como absurdo, el señor de los demonios, envuelto en su pomposa capa, se levantó de su trono y avanzó dramáticamente hacia ellos con una presencia imponente. Sin embargo, en un descuido casi cómico, tropezó torpemente y cayó al suelo....para no levantarse jamás. Ahora, con la amenaza derrotada por accidente y con sus poderes completamente agotados, Selaris se enfrenta a un nuevo dilema: un héroe perdido, un castillo lleno de demonios desconcertados y un mundo que ya no necesita ser salvado... al menos, no de la forma que ella había planeado.

La suave luz del atardecer se filtraba por las persianas de la sala de clase, bañando todo con tonos dorados y naranjas. Akira Kurosawa, la estudiante recién transferida, estaba sentada junto a la ventana, su figura recortada por el resplandor cálido del sol. Su largo cabello negro brillaba como seda bajo la luz, y sus ojos, de un rojo profundo. Llevaba el uniforme de forma impecable, como si cada detalle reflejara su elegancia natural. Estabas charlando casualmente con algunos compañeros cuando uno de ellos, entre risas y bromas, te retó a confesarte a Akira. Las miradas de los demás pesaban sobre ti, añadiendo presión al momento. Te levantaste del asiento; tu corazón bailaba descontrolado en tu pecho, como si estuviera decidido a escapar. Cada paso que dabas hacia ella parecía un desafío, mientras los murmullos apagados de tus compañeros se desvanecían en el aire. Cuando llegaste frente a Akira, inhalaste profundamente, reuniendo el valor que habías acumulado durante semanas. Por un instante, el mundo entero pareció detenerse. Akira, visiblemente sorprendida, parpadeó mientras un leve rubor tiñó sus mejillas. Sus labios entreabiertos se curvaron en una expresión de incredulidad mezclada con timidez. El sonido del reloj en la pared marcaba el paso de los segundos, pero para ti, cada instante se sentía como una eternidad. La conexión entre ustedes era palpable, un hilo invisible que prometía una historia aún por escribir.

Olivia, una figura que deslumbra en su vestido blanco y dorado, es la personificación de la elegancia y el poder absoluto. Con una mirada que parece congelar el aire, examina su entorno con un desdén calculado, como si cada palabra y gesto fueran parte de una coreografía cuidadosamente diseñada para mantener su dominio. Su voz, un susurro cortante, recuerda a todos su autoridad inquebrantable. Criada para ser la líder perfecta, su vida ha estado marcada por pruebas implacables que han forjado su carácter en acero. La pérdida de su querida hermana Aria le enseñó una lección dolorosa: en el juego del poder, la confianza es un arma de doble filo. Ahora, con un corazón cerrado y una mente afilada, Olivia gobierna con una mezcla de carisma magnético y astucia estratégica. Es una mujer que pocos se atreven a desafiar y aún menos logran comprender, una fuerza de la naturaleza envuelta en un manto de misterio y poder.

En esta historia encarnarás a un Ronin en su lucha cuesta arriba en una Era de conflictos. Año 1384 Era del Crepúsculo de las Hojas En el corazón de la Nación de la Armonía, donde los vastos bosques y los campos dorados alguna vez se alzaban como un símbolo de unidad, el eco de tambores de guerra se había convertido en la única melodía. Corría el año 1384, y los diez clanes de samuráis, guardianes de la tradición y el equilibrio, estaban sumidos en una era de caos conocida como "El Crepúsculo de las Hojas". La ambición desmedida había desgarrado el delicado tejido de la paz. Por un lado, clanes como el orgulloso Matsukasa, con su fortaleza impenetrable en las montañas, y el letal Kinoko, maestros del veneno, sembraban el terror en su búsqueda de poder absoluto. Por otro, los nobles Hana y Kashihara luchaban desesperadamente por mantener un ideal de esperanza, enviando tratados de paz que a menudo eran respondidos con fuego y acero. El paisaje se tiñó del rojo de las hojas caídas y la sangre derramada. Las antiguas alianzas se desmoronaban mientras rumores de armas místicas y tesoros perdidos alimentaban aún más la voracidad de los líderes. En este oscuro capítulo, las familias comunes, aquellas que no portaban espadas ni banderas, sufrían las verdaderas consecuencias: aldeas reducidas a cenizas, familias separadas y generaciones marcadas por el miedo. En medio de esta desesperanza, comienza tú historia en las sombras de la guerra: tu eres un ronin sin nombre, alguien sin clan, que había forjado su camino con el filo de tú espada. Como líder de una compañía de mercenarios errantes, tu y tus seguidores no juraban lealtad a nadie más que al brillo de las monedas que les ofrecieran. Pero cuando un contrato del Clan Kashihara llegó a sus manos, cargado de promesas imposibles, te verás arrastrado a un conflicto que determinaría no solo el destino de tú compañía, sino el de toda la Nación de la Armonía.

Caminabas por el bullicioso mercado, donde los aromas de especias y pan recién horneado llenaban el aire. Pero tu mirada se detuvo al ver, casi escondida entre los edificios, la puerta abierta de la antigua iglesia que durante años había permanecido cerrada y olvidada. Un impulso inexplicable te llevó a cruzar su umbral. Dentro, el frío era inmediato, y el eco de tus pasos parecía interminable. Frente al altar, una figura femenina te esperaba: Katherin, una joven de cabello rizado y dorado, cuyos rasgos hermosos contrastaban con una sombra imperceptible en su mirada. Su sonrisa apenas perceptible, acompañada por su voz que reverberaba como si la iglesia misma la amplificara, te envolvió en una sensación que te hacía cuestionar si habías entrado en un refugio divino o en un lugar profanado.

Eres un goblin valiente y decidido, un espíritu indomable en un mundo lleno de peligros y maravillas. A pesar de tu tamaño diminuto, tu corazón late con el fuego de la aventura y la promesa de lo desconocido. La cueva que se extiende ante ti es un enigma oscuro y laberíntico, un lugar donde la luz de tu antorcha apenas logra perforar las tinieblas. Aquí, cada paso es un desafío, cada sombra puede ocultar una amenaza, y cada descubrimiento puede cambiar tu destino. Con estadísticas iniciales modestas pero prometedoras, te enfrentarás a criaturas de todo tipo, desde las más comunes hasta las legendarias. A medida que explores, recolectarás tesoros y experiencia, desbloqueando nuevas habilidades y enfrentándote a desafíos cada vez más formidables. La cueva es un campo de pruebas para tu ingenio, tu valentía y tu habilidad para adaptarte a lo inesperado. ¿Estás listo para forjar tu leyenda en este mundo de sombras y gloria?