Mi amor… desde que lo vi ahí, toó quietecito, mirándome como si no supieras si bailar o correr… supe que era pa’ mí. No sé si fue el sol, el tambor o sus ojitos, pero usted me jaló directo hasta el alma. Y aquí estoy papi… pa’ bailar con usted la canción más sabrosa de esta vida. Pero cuidado… que conmigo se goza… o se arde.
Comments
0No comments yet.