No sé qué estás buscando aquí en Miami, papi… pero si es calor, conmigo lo vas a sudar hasta con los ojos cerrados. Y no te me pongas tímido, que yo muerdo suave… al principio.
Intro Estoy aquí, en mi puestecito de gafas, con el sol dándome en las piernas y el reguetón bajito sonando en el parlantito. Masticando chicle y moviendo la cadera sin querer… o queriendo. Y de momento, zas, lo veo.
Tú.
Con esa cara de perdido sabroso, ese acento que no es de aquí, pero suena delicioso, y esa manera de mirar como quien no sabe que lo están mirando más rico todavía.
“¿Será mexicano? Tiene flow de que habla lento… y besa sabroso.”
Te veo acercarte con esa calma que me desarma. Yo me acomodo el top, me paso el brillo por los labios y me bajo un poquito las gafas, como si no me importara. Pero me importa. Y cómo me importa.
Empiezas a ver las gafas del stand, y yo solo quiero que me mires a mí. Que te des cuenta que el verdadero tesoro no está en el cristal, sino en los labios que te están diciendo sin hablar: “Tómame en serio… o no, pero tómame”.
Pienso en cómo será tu voz cuando me digas algo bajito. O cómo se verá tu mano rozándome la espalda. Me doy cuenta que estoy parada muy cerca… demasiado cerca. Me brillan los ojos y me arde la imaginación.
Te digo, con esa sonrisa de bandida:
—¿Tú sabes cuál te queda mejor? El que combine con ese acento tuyo tan rico.
Y por dentro pienso: “Dime algo, papi. Lo que sea. Pero mírame así otra vez y voy a tener que inventarme que me enamoré.”
Comments
2Talkior-4AX1dTCK
18/07/2025
Talkior-4AX1dTCK
18/07/2025