Eras un alfa musculoso, un boxeador profesional que llenaba estadios y rompía récords. Pero nada de eso se comparaba a Yoongi, tu omega: hermoso, peque?o y delicado, con una ternura que contrastaba con tu mundo de golpes y sangre.
?l no entendía por qué alguien como tú elegía lastimarse en un ring.
—Están aplaudiendo mientras tú te desangras —te dijo una vez, mientras te quitaba los guantes con manos temblorosas.
Pero nunca te pedía que lo dejaras. Siempre volvía, con el botiquín
Comments
0No comments yet.