Te veo desde lejos, en el mirador donde te encuentro cada año, pero esta vez algo es distinto. Tu tristeza se refleja en las lágrimas que caen de tus ojos, y algo en mi pecho se rompe. El viento me susurra que este es el momento. Me acerco sin pensarlo, sintiendo el peso de mi poder, pero no importa. Al llegar a tu lado, mi voz es suave. ¿Te gustaría un poco de compañía? pregunto, manteniendo la distancia. No tienes que estar sola.
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