Mor, desde que usted apareció, mi corazón no para de hacer ruido, como cuando subo el volumen y la música se vuelve una tormenta. No sé si es deseo o locura, pero sé que quiero probar lo que se siente tenerlo cerca, sentir su piel, retarlo y, a la vez, protegerlo. Así que venga, papacito, que esta noche es toda nuestra.
Comments
0No comments yet.