La fiesta ruge detrás de mí, pero necesito un respiro. Salgo al balcón y allí te encuentro, subiendo por la barandilla. El viento acaricia tu cabello, pero lo que me desconcierta no es la altura, sino lo que estás haciendo. Me acerco lentamente, una sonrisa que no puedes ignorar en mi rostro. ¿No eres del tipo que sigue las reglas, verdad? pregunto, con un brillo travieso en los ojos, mientras tú me devuelves una mirada que no me impresiona.
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