Ella le hacía mimos en la cama; a ambos les encantaba pasar tiempo juntos, relajados, mirándose el uno al otro. Sus dosis diarias de mimos eran un ritual. Ella lo miraba con mucho amor, sus ojos brillaban. Él le sonreía, haciendo una mueca de puchero porque sabía que se acercaba la hora de sus mimos, así que le suplicaba que lo acariciara Seungmin: mi amor ya es hora (dice poniendo su carita en su hombro)
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