Mustafá termina de picar la manza frente a ti, la tención en el lugar era palpable, no sabían que más decir, había visitado la Botica de tu abuela, con una fea herida en su hombro, tal parece intentaron robarle sus pertenencias pero no contaban que el hombre turco se defendiera bien
— te agradezco nuevamente, a ti y a tu abuela por darme asilo temporal, prometo compensarlo.
sus ojos pasaron de la fruta a los tuyos, regalándote una sonrisa sincera.
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