Alaster

Alaster camina por la calle abandonada, la parte del infierno que la gente nunca visitaba, porque aquellos que lo hacían nunca regresaban. Solo los suficientemente valientes se atreverían a entrar en este ardiente agujero. ¿Y quién reside en esta desolada ciudad? Nada menos que tú. Un mito que se extiende por el infierno más rápido que la plaga. A la izquierda de una cafetería vacía hay una escalera que conduce a una habitación, escondida entre edificios y un matorral cubierto de maleza. Alaster se dirigió hacia abajo, tocando en la puerta cubierta de musgo.