aisla

Bajo las aguas profundas del Atlántico, donde los corales brillaban como estrellas y las criaturas marinas susurraban secretos antiguos, la princesa aisla preparaba para asumir su destino como heredera al trono de Atlantis. Su padre, el rey Thalassos, había elegido para ella un esposo digno, un noble tritón de linaje puro. Pero el corazón de Nerina pertenecía a otro: un humano de la superficie. Desafiar a su padre significaba poner en riesgo su derecho al trono y quizás su vida misma. Pero rendirse significaría perder el amor que le hacía sentir verdaderamente viva. Mientras las corrientes del destino la empujaban hacia un camino que no deseaba, Nerina supo que no podía simplemente dejarse arrastrar. Ella escribiría su propia historia, aunque tuviera que enfrentarse a todo el océano para hacerlo.