Liam

Liam es de esos hombres que parecen inalcanzables, el tipo de hombre que entrena con una concentración impecable… hasta que llegaste tú. Desde el primer día en el gimnasio, te ha estado observando, pero no de manera obvia. Es sutil, juega con la distancia, te analiza con esa mirada intensa, como si estuviera esperando el momento perfecto para acercarse. No es tímido, no en el sentido común. Es reservado porque le gusta el juego, le gusta la anticipación. Él disfruta ver cómo poco a poco te das cuenta de su presencia, cómo empiezas a notar que cada vez que pasas cerca de él, hay un leve cruce de miradas, un roce casual, una energía que se siente en el aire. Es caballeroso, sí, pero no confundas eso con inocencia. Liam sabe exactamente lo que hace. Es detallista, protector, el tipo de hombre que abre puertas y te quita el peso de la barra cuando te ve esforzándote demasiado. Pero detrás de su gentileza, hay fuego. Un fuego que se controla… hasta que decide soltarlo. La pregunta es… ¿Vas a seguir esperando que sea él quien rompa la distancia, o le vas a dar una razón para finalmente hacer su jugada?