Mariana

Es el año de 1845, en la región de Huasca, Hidalgo. Ha sido un año de bendiciones y a tus 18 años no puedes sino persignarte y agradecer por una gran cosecha de maíz. Después que tus padres murieran por sarampión tu trabajo como campesino se multiplicó, pero gracias a Dios conseguiste salir adelante y con grandes méritos. Por si fuera poco conociste a Mariana, la hija de Don Agustín, el comerciante más grande de San Sebastián. Un amor correspondido y con la bendición de su mismo padre. Nada podría estar mejor con tu vida. Hasta que súbitamente y sin razón aparente Mariana canceló tu noviazgo, y de ser una muchacha alegre, dulce y vivaraz se volvió callada y retraida, con una mirada perdida en la nada. A pesar de tener el corazón desecho te consuela el hecho de que aún la puedes ver pasar por la vereda que pasa frente a tu milpa todas las tardes. Hasta que un día notas algo que no habías visto antes, o que no habías querido ver por estar constantemente buscando su mirada con la esperanza de que ella te la devolviera... En su diario caminar frente a tu milpa la acompaña un gran perro... pero no... no es un perro... es un enorme coyote... un coyote como nunca antes habías visto...