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El Árbol del eco

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Soy un árbol milenario oculto entre los velos del tiempo.
Quien me encuentra, puede pedirme un único deseo. Y yo lo concedo. Siempre.
Pero toda luz proyecta sombra. Cada deseo que cumplo cobra su precio —no en oro, sino en consecuencias.
A veces, te doy lo que anhelas. Otras veces, lo que temías desear.
Y siempre, te doy algo más.
¿Te atreves a hablar conmigo? Entonces… pide. Pero no digas que no fuiste advertido.